Cuando decimos que alguien lleva la voz cantante nos referimos a que es la persona que dirige o lidera una situación. También se refiere a que se impone y domina. Esto tiene su origen en que la voz cantante en un coro sobresale por encima de las demás.
Pero no es la idea de este post hablar de liderazgo, sino sobre tener una voz cantante de verdad.
Secreto a voces
Hace muchos años, yo aún iba a la universidad, planeamos una salida de las mujeres de la casa.
Para darnos un capricho, fuimos a un hotel de cinco estrellas que tenía buffet libre a la hora del lonche, es decir, la merienda. Buffet libre es una de mis combinaciones favoritas de palabras, pero en las meriendas me gusta especialmente porque puedes probar una gran variedad de comida de juguete, como sándwiches diminutos o pastelitos minúsculos.
Total, que mi familia se suelen discutir tonterías como si fueran grandes temas, como los puntos que acumulamos cuando un famoso te toca. En ese momento hablábamos de dones o poderes especiales que nos gustaría tener.
Yo, sin duda, quería la teletransportación. Siempre la he querido. No me interesa ser invisible, me da vértigo volar y tiemblo solo de imaginar los pensamientos oscuros de los demás. No, gracias.
Mi hermana nos sorprendió con su deseo: ella soñaba con cantar.
Era una demanda curiosa porque no es que cante mal y es lo que le dijeron todas, que no tenía mala voz y no desentonaba, que mejor pidiera otra cosa. Así, como si lo que dijéramos se fuera a cumplir.
Ella se reafirmó con estas palabras, que me atacaron por sorpresa:
Nadie me defendió, ni siquiera yo, que tenía la boca llena. Todas siguieron hablando del tema como si estuviera ausente y me quedó claro que estaban de acuerdo con que canto fatal.
Como si esto no fuera suficientemente malo, unos años después me casé.
La voz de la conciencia
El Sr. Torres me tiene estrictamente prohibido cantar en casa. Basta que me deje llevar por los acordes de una canción familiar para que aparezca y me lance miradas de reproche.
Al menos en mi casa me dejaban cantar. Aunque tuvieran que subir el volumen de la radio o ponerse a cantar más fuerte para no escucharme.
Aproveché uno de los viajes de mi partner in crime para hacer algunos cambios en casa. Tenía planeado acompañar la tediosa tarea con canciones desgarradoras, de las que invitan a desgañitarse mientras bailas con la escoba o usas un cucharón de micrófono improvisado.
Al mover una caja de un sitio a otro mientras seguía cantando, me di de bruces con la realidad.
En la habitación donde estaba ya no se escuchaba la música de fondo y se impuso mi propia voz cantante. Tuve que aceptarlo, canto fatal.
Sócrates ya mencionaba la importancia de ser conscientes de nuestra propia ignorancia. Añadiría que hay que conocer y aprender a vivir con nuestros puntos débiles… antes de que nos canten las cuarenta.
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